El museo de River inauguró la muestra fotográfica "Un Siglo de Héroes. Fútbol, identidad y mitología en las camisetas de River Plate", en la que se puede observar la evolución de su casaca a través del tiempo y el poder de la indumentaria como herramienta de identidad social. El recorrido invita a focalizar como esa simple prenda que distingue a jugadores de un equipo y de otro, aborda, viste (y vistió) simbólicamente a generaciones enteras, bajo el marco de retratos que representan el relato más épico y heroico del universo de la pelota.
"Si bien el fútbol es un tema central en la cultura argentina, no existen tantos estudios publicados sobre su indumentaria, como podría pensarse. En este sentido la camiseta de River posee una bibliografía bien desarrollada desde la publicación del libro La camiseta de River, de Javier Maluf, el cual no sólo muestra la evolución histórica de la camiseta, sino que lo acompaña con una investigación detallada que echa luz sobre las razones de sus cambios de diseño, textiles y fabricantes”, dice Leandro Allochis, artista a cargo de la muestra, a Página 12. Y agrega: "Por otro lado el Museo River posee una larga trayectoria en actividades de extensión cultural que incluyen exhibiciones artísticas, por lo que esta propuesta resultó a su director, Rodrigo Daskal, una oportunidad para combinar arte, historia y fútbol".
* "Un siglo de héroes" se puede visitar en el Museo River, ubicado en Avenida Figueroa Alcorta 7509, de lunes a domingo, de 10 a 19 horas.
Por Judith Savloff
La obra de Leandro Allochis alude a las vanitas, un género clásico de la pintura que habla de los intentos de enfrentar el fin de la vida.
A fines de 1580, El Greco pintó por encargo El entierro del conde de Orgaz, una obra de casi 5 metros por 3,6 para la capilla dedicada a aquel hombre en una iglesia de Toledo, España. Abajo representó a santos que descienden del cielo para enterrar al conde, al hijo, a obispos y a caballeros. Arriba, a personajes del antiguo testamento, Jesús, la virgen, apóstoles, ángeles, todos en una especie de remolino: la "fiesta" de la vida eterna. La obra es célebre. Para algunos críticos, la mejor de El Greco. Incluso Picasso la recreó en 1901 en El entierro de Casagemas (por Carlos Casagemas, un pintor amigo). Y la obra se puede considerar como un emblema de un género pictórico, vanitas, clave en el 1600, que denuncia la finitud de la vida y los intentos por conjurarla. En las vanitas aparecen moscas en las frutas y flores marchitas y, entre joyas, libros y vino –es decir, símbolos de riqueza, poder, sabiduría y placer–, siempre hay una calavera.
Ahora, en el espacio de arte Vitriol, de Perón al 1200, en el Centro porteño, hay otra obra que "cita" El entierro del conde de Orgaz: una gran foto cuyos personajes son mariachis "adorando" una máquina de pinball de Star Trek.
Por Iván Reboso
El interés de Leandro Allochis por el arte siempre estuvo vinculado con la cultura popular masculina, con las imágenes que Le llegaban del cine, la publicidad y la moda. Durante su formación académica pudO experimentar con la pintura, el grabado y el diseño gráfico tanto en Argentina, en su patagonia natal, como en su paso por la Universidad de Sevilla, hasta que decidió que era la fotografía artística la que le permitiría comunicar mejor lo que deseaba decir sobre la masculinidad.
Sus fotografías exploran los roles y apariencias que la sociedad le ha solicitado al hombre en diferentes culturas y época de la historia. Exploran ese tortuoso camino donde históricamente se ha esperado que los hombres fueran valientes guerreros y poderosos reyes en la antigüedad, hasta tonificados y jóvenes modelos en la publicidad contemporánea. Su trabajo se puede definir entonces como una revisión de las representaciones que la cultura ha hecho de los hombres a través de la historia; retratos donde el camp puede convivir con estéticas sofisticadas; rostros y ropajes atractivos, pero con un trasfondo conceptual que invita al espectador a hacerse preguntas sobre el cuerpo, la moda, las tradiciones y el género. Estos retratos se inspiran y nutren de representaciones del hombre tanto de pinturas del arte tradicional, como en el cine clásico, la publicidad o las estéticas kitch de la década del 80. Así en sus obras pueden convivir personajes del mundo del fútbol, el toreo, la lucha libre, los masones victorianos, los zares rusos, el judaísmo ortodoxo y la cultura leather, ya que finalmente los hombres no somos tan diferentes. Solo cambian los vestuarios y maquillajes que nos toca actuar según el modelo deseado en cada época y lugar.
Sus obras pretenden romper estereotipos y habilitar preguntas como ¿De que modo viste la sociedad a los hombres exitosos? ¿Cuáles son las apariencias y rituales por las que debemos pasar para formar parte de una masculinidad ejemplar? Para responder a esas cuestiones, para Allochis siempre hay un trabajo de investigación teórica previo a la realización de las fotografías, especialmente vinculado con la historia de la virilidad y la masculinidad en diferentes épocas. Incluso ese trasfondo de significados en sus retratos ha permitido producir ensayos teóricos sobre arte, masculinidad y representación, compilados en “El Cuerpo Simbólico”, un libro que combina una selección de sus fotografías con textos teóricos de investigadores de Estados Unidos, España y Argentina.
El mayor interés del artista es que su obra transite el mundo real, que supere el escaparate de una galería o las paredes de un museo, por lo cual las fotografías de Allochis se comercializan en diferentes formatos resultando accesibles a todos los públicos. En este sentido busca espacios que sean coherentes con su obra, por lo que en España sus fotografías se pueden encontrar en La Fresh Gallery, de la mano de Topacio Fresh y su libro en Nakama Lib, en pleno corazón de Chueca.
Para Leandro Allochis lo más bonito de hacer arte es cuando puede comprobar que las imágenes generan un impacto en el espectador; cuando ese universo, que primero solo existe en la cabeza del artista, puede comunicar ideas, preguntas o sensaciones a alguien más. En ese ida y vuelta entre el artista y el espectador te encuentras por ejemplo con Alaska, quién tiene en su casa una de las obras de su serie “Capa Rusa”, que te dice que sus fotos la hacen viajar mentalmente a historias que ha leído en su biblioteca. O cuando escritores que Allochis admira han conectado con lo que deseaba comunica, como John Pultz cuando escribe: “Las fotografías de Allochis con actualidad e intertextualidad, habilitan un amplio abanico de lecturas sociales del cuerpo, en tiempos de debates en torno al nacionalismo, la raza, la inmigración y la clase”. Para Leandro todavía quedan sueños pendientes, como hacer una serie fotográfica con la Legión Extranjera, el ícono más tradicional de la masculinidad española ¿Sucederá? Seguro que sí.
¿Es la fotografía un documento fiel de la identidad del retratado? Esa es la pregunta que recorre la producción fotográfica de Leandro Allochis. En una época dominada por la imagen, gracias a internet, los teléfonos celulares y las redes sociales, la pregunta recupera fuerza y actualidad ¿Nos fotografiamos tal como somos o al posar intentamos emular algún modelo al que aspiramos parecernos? Esto pone en evidencia que la representación no solo muestra cuerpos sino también determinar qué tipologías y apariencias son aceptables para la cultura dominante, convirtiendo al retrato en un artefacto que contribuye a consolidar la lógica clasificatoria como una forma de ejercer el poder sobre los cuerpos y a la fotografía en su principal aliada.
La obra de Leandro Allochis retoma estos estereotipos populares bajo los que nos hemos educado visualmente para debatir sobre los paradigmas de representación y realidad en relación al retrato, la identidad y el poder. La composición de sus obras combinan referencias a la historia del arte combinadas con el lenguaje publicitario e imágenes de la cultura popular, otorgándoles una profundidad teórica a la vez que las politizándolas. Un collage de referencias circulares donde Allochis viene a declarar que la realidad se vuelve una imitación de la fotografía.
La pregunta sobre la identidad aparece de manera central en su nueva Serie “Aónikenk”, con retratos realizados en el pueblo natal de Allochis, en Santa Cruz, proponen mostrar nuevas opciones de retratos sobre el hombre tehuelche en contraste con las fotografías de fines del Siglo XIX, realizadas por los exploradores de la Patagonia y posteriores a la Conquista del Desierto. La asimetría de poder existente entre el fotógrafo y el modelo de esas antiguas fotografías, nos permiten preguntarnos sobre la fidelidad de tales registros como expresión espontánea de la identidad tehuelche ¿Se veían los tehuelches tal como sus conquistadores decidieron retratarlos? La Serie “Aónikenk” propone en formato de registro ficcional, recuperar el dinamismo, color y vitalidad del pueblo tehuelche presente en los relatos y descripciones anteriores a la campaña militar. La Serie “Aónikenk” crea imágenes que tensionan realidad, registro y relato, para preguntarnos sobre como inciden las relaciones de poder en los modos en que la historia y los documentos registran las identidades de un pueblo
Por Andrea Lázaro
Para Leandro Allochis primero fue la imagen y luego la palabra. Estudió el profesorado de Artes Visuales en su ciudad natal —Perito Moreno, Santa Cruz— y a poco de hacer las primeras prácticas supo que sus fotos convivían con un discurso que aún no estaba escrito. En busca de ese marco teórico viajó a España, donde estudió Iconografía y Simbología del Arte en la Universidad de Sevilla, e Historia de la Moda en el Instituto Andaluz de Teatro. Más tarde, siguió su formación en Buenos Aires con Sociología y Semiótica de las Artes en la UBA y la UNA.
Leandro Allochis opina sobre las particularidades actuales de la relación entre cuerpo, imagen y medios en este artículo original de Andrea Lázaro para el número de Marzo/19 de la Revista L´Officiel.
Extracto de la Entrevista
Entrevista a Leandro Allochis, ganador del Premio Platt .El artista Leandro Allochis fue el ganador de la 3ª edición del Premio Platt, con el díptico fotográfico Rituales. Su obra, junto a 48 trabajos finalistas, fue expuesta durante el mes de agosto, en la galería Isidro Miranda. La serie completa de fotografías que conforman Rituales podrá visitarse hasta el 30 de septiembre en Casa Rosada. La obra de Leandro Allochis surge desde sus intereses por la fotografía, el diseño y la iconografía. En sus imágenes son recurrentes los uniformes sociales, los símbolos cotidianos, la construcción de género y cuerpo. Como artista, busca acercarse a su contexto y actualidad desde una postura crítica e irónica.
RAMONA habló con Leandro. Nos contó del premio, la obra y su proceso artístico.
Leandro Allochis: Como fotógrafo conceptual, me interesó involucrar a los integrantes de mi pueblo natal (Perito Moreno, Santa Cruz) en una experiencia artística contemporánea sobre identidad colectiva y masculinidad. El resultado fue la Serie Rituales, la cual debate sobre la permanencia de actividades y tradiciones del imaginario social, para el acceso y validación de la masculinidad.
Las tomas documentan situaciones rituales, donde la iconografía masculina del mundo rural, militar, deportivo y educativo develan las jerarquías y mutaciones del poder, propias de los perdurables ejercicios sociales de selección, inclusión y exclusión de personas. Estos arquetipos que en el pasado regían la hegemonía de cómo debía ser o verse un hombre, se ponen en discusión, con sus posibles mutaciones y fisuras. El fútbol como ámbito fundante de la construcción de la masculinidad tradicional, aparece también como dispositivo de control de la vida colectiva y un ambiguo escenario de relaciones entre género, poder y subordinación.
Extracto de la Nota
Premio Platt reconoce a las artes visuales
El jurado compuesto por Laura Buccelatto, Mercedes Casanegra, Julio Sánchez y Rogelio Polesello, seleccionó las 48 obras que formarán parte de la exposición y del libro de lujo que editará el Grupo Platt a propósito de esta edición del Premio.
Las piezas abarcan la pintura, el dibujo, la fotografía, el video, objetos e instalaciones, con el criterio de unificar las distintas manifestaciones de las artes visuales sin encasillar por disciplinas. Leandro Allochis se hizo acreedor del primer premio de $10.000, con el Díptico fotográfico Rituales.
El ganador, Leandro Allochis, manifestó: "Como fotógrafo conceptual, me interesó involucrar a los integrantes de mi pueblo natal (Perito Moreno, Santa Cruz) en una Experiencia Artística Contemporánea sobre Identidad Colectiva y Masculinidad. El resultado fue la Serie RITUALES, la cual debate sobre la permanencia de actividades y tradiciones del imaginario social, para el acceso y validación de la masculinidad".
Este archivo reúne fuentes elaboradas por los artistas participantes en "Prácticas de lo Sensible". Contiene: datos personales y profesionales, consideraciones sobre su quehacer y sus obras, y las respuestas a un cuestionario elaborado a partir de los encuentros llevados a cabo en distintas localidades de Patagonia bajo el lema arte y territorio.